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¿Cómo soltar el control?

Actualizado: 21 dic 2021

El controlador piensa “Nadie hace las cosas mejor que yo”, “Tiene que ser como yo digo” o “Yo soy la única persona que sabe hacerlo”. Probablemente son frases que has escuchado en el trabajo, en tu hogar o en tu mente. Las personas que viven controlando se ponen un grillete porque asumen responsabilidades sin que se lo pidan o se abruman con tareas que no les aportan valor. Piensan que las tareas deben cumplir el proceso y las pautas que habitualmente usan porque si no es así, aparece el sentimiento de frustración y el estrés.


El miedo y la desconfianza son dos emociones características de los controladores. Necesitan mejorar cosas que funcionan bien y que no necesitan ninguna mejora. Su deseo de controlar basado en el hacer tiene relación directa con la resistencia al cambio en donde convergen las fuerzas de permanecer en lo conocido y perderse el disfrute del aprendizaje. Los controladores se convierten en una barrera para el progreso de las personas que interactúan con ellos en el ámbito social, personal y profesional.


El primer paso para soltar el control es aceptar y asumir que es una característica predominante en tu personalidad. Probablemente alguien te dijo alguna vez que eres controlador, pero no le diste importancia. Segundo, explora en tu interior que es eso que hace que controles, qué pensamiento se repite en tu mente cada vez que decides controlar. Recuerda la última vez que sucedió, imagina nuevamente la escena y escribe los pensamientos que vengan a tu mente. Tercero, examina las posibilidades que te ayudarían a soltar el control. En cada paso, puedes apoyarte con tres preguntas: 1)¿Puedo aceptar que soy una persona controladora?, 2) ¿Qué me impide soltar el control? y 3) ¿Qué podría hacer para soltar el control?


Uno de mis clientes descubrió a través de esta técnica que controlar le quitaba tiempo. Durante las sesiones, hizo una lista de las cosas que usualmente deben hacerse a su manera y las priorizó de la más importante a la menos importante. Luego identificó cuáles eran sus tareas prioritarias relacionadas con el rol que desempeñaba en su trabajo. Se dio cuenta que muchas tareas podía eliminarlas y otras debía delegarlas, pero su mayor obstáculo era confiar. Pero detrás del confiar estaba también su responsabilidad de preparar a las personas para asumir ciertas tareas por lo que tuvo que dedicar un tiempo a capacitarlas para luego decidir soltar. Lo maravilloso fue darse cuenta que el tiempo en capacitar a su personal fue su mayor inversión porque se tradujo en más tiempo para su familia. Solamente cuando decides soltar y te rindes a la emoción y dejas de luchar contra ella, es ahí cuando haces las pases contigo y tomas la decisión de empezar a vivir.



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